lunes, 7 de abril de 2014

LA TÁCTICA DEL CHIQUILLO

Ayer entrenando a mi equipo de prebenjamines de futbol me paso una cosa un tanto curiosa pero habitual en estas edades. Me di cuenta de que un chiquillo permanecía todo el rato en una cola sin salir. No se quejaba ni nada, simplemente se conformaba con pasar desapercibido. Cuando me constaté decidí dejar a mi segundo al mando del entrene y me fui a un lado con Pablo (el chiquillo que no hacía el ejercicio).
Empecé a hablar con él y a preguntarle que cual era el motivo. Me dijo que no tenía ganas de entrenar y que pasaba pero yo sabía que realmente no era eso. Pablo es un chiquillo que siempre viene con entusiasmo pero quizás debido a sus condiciones físicas le es más complicado jugar al futbol o a algunos deportes.
El ejercicio era para calentar y consistía en pillar. Él creía que una vez le pillaran no conseguiría pillar a nadie debido a ser más lento. Este era su miedo. Además esa misma mañana un compañero se había reído de él por su lentitud.
Pablo era muy futbolero y no me podía permitir que no jugara a futbol por complejos que bien se podían reparar. Así que me planteé explicarle que él era más inteligente que otros compañeros. Que la maña vence a la fuerza. Así que vi de nuevo la ilusión en su cara. Se metió de nuevo al juego y fue de los mejores. Conseguía pillarles acorralándoles o engañándoles con amagos en la trayectoria, en lugar de ir detrás de ellos como hacía anteriormente. Creo su propia táctica.

Logró entender con tan solo seis años cosas que les cuesta a niños de doce muchas veces. Me dejó asombrado. Simplemente intenté animarle y acabó sorprendiendo a todos sus compañeros y a nosotros, sus entrenadores. Quizás Pablo confié más en sus posibilidades ahora y puedo sobretodo disfrutar de este deporte que tanto le gusta, lo mínimo que se merece.

No hay comentarios:

Publicar un comentario